A la rueda, rueda.
Fotografía del autor: Tazones (Asturias) A LA RUEDA, RUEDA A la rueda, rueda, que canta y que baila, juego que de niña tú, siempre jugabas. De allí, hasta mi patio, corriendo llegabas, cantando en el corro llena de elegancia. Oía tus voces, tu risa escuchaba, cascabeles vivos que a mi balconada los traía el viento, y yo, respondía con estas palabras: -Gallinita ciega, cubierta de gracia, ¡A que no me pillas! ¡A que no me alcanzas! Ponte este pañuelo, que tan bien encaja con tus trenzas rubias y cintas de plata. A la rueda, rueda, que canta y que baila; tú, me sonreías, y yo, te observaba con dicha y ensueño desde mi ventana. ¡Cómo te quería! ¡Cómo te adoraba! Fuiste tú, en mi vida, el ángel de infancia, al que tantas veces con celo amoroso besé las mejillas de tez sonrosada. ¡Cuánto te quería! ¡Cuánto te adoraba! Lanzó en mí, Cupido, fugaz una flecha desde el firmamento, ...