2. Tristeza de amor (Las Cortes castellanas)
2. Las Cortes castellanas (1505) Vientos de conspiración se escuchan por las esquinas de la Cámara del reino, y en sus notas vespertinas la nobleza se resiente. Borgoñones y flamencos, de costumbres liberales, muy distintas en sus formas a la férrea disciplina de las leyes castellanas, necesitan un pretexto para encontrar la salida a sus propias ambiciones. * Ya hace tiempo, “se murmura” que Doña Juana, no es apta por su inminente locura, para las funciones propias de mandato y de gobierno. En la Corte establecida, ella, que se ha engalanado con la corona y el manto que su reino dignifica, se acerca hacia los ministros y ciega de rebeldía, les habla con gesto firme. ¡Bien oiréis lo que decía! * --Loca me llamáis, lo sé, que me viene de familia, y que también fue mi madre, la más grande de las reinas que este imperio ha conocido… A esa cruel ingratitud, a esa maldad e ignominia, os recuerdo que ante el reino del cual hoy se magnifican algunos de los presentes, lo mismo que lo hace el