Entre la bruma y la calma
ENTRE LA BRUMA Y LA CALMA Ya no confío en la brisa que asoma por la ventana, ni en los vivos resplandores que adormecen nuestra alma; que, aunque la vida prosigue, a todos se nos escapa por momentos de las manos, ya que es el tiempo el que manda. ¿De qué sirven las grandezas y sus formas bien pintadas en cuadros de vanidades, fantasías de almohada? Hasta aquí, traigo mis huellas de ilusiones bien marcadas, aunque queden todas ellas junto a otras olvidadas. Ya se sabe, que de todo lo que se pierde o se gana, está presente la lucha que comienza bien temprana; por tanto, en el laberinto ciego de cada mirada, quiero ver el pensamiento, y que no falten las palabras ungidas con la presencia de otras que fueron calladas. Recelo de esas galernas que ya asoman en las playas, junto a oscuros nubarrones que se acercan y se marchan; en cuanto al duro camino, desprecio ya con desgana esa falsa hipocresía, que acecha cad