Adivina...adivinanza
ADIVINA...ADIVINANZA.
(Nueva versión)
Bajo la fresca mata - el
adivino-
lanza estridentes notas hacia el viento;
es su techo y su luz, el firmamento,
lo acompañan los sapos del camino.
*
No tiene instinto cruel, ni es traicionero,
vigila sigiloso en su maraña;
el mínimo sonido siempre extraña,
y es su vestido tinte carbonero.
*
Pequeño cantarín, que sin colores,
alegras los senderos… ¡Quién pudiera
lanzarlos como tú, de mil amores!
*
Si por siempre tu canto enmudeciera,
¡qué sería del campo y de las flores
al comienzo de brotar la primavera!
lanza estridentes notas hacia el viento;
es su techo y su luz, el firmamento,
lo acompañan los sapos del camino.
*
No tiene instinto cruel, ni es traicionero,
vigila sigiloso en su maraña;
el mínimo sonido siempre extraña,
y es su vestido tinte carbonero.
*
Pequeño cantarín, que sin colores,
alegras los senderos… ¡Quién pudiera
lanzarlos como tú, de mil amores!
*
Si por siempre tu canto enmudeciera,
¡qué sería del campo y de las flores
al comienzo de brotar la primavera!
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Autor: Juan A Galisteo Luque
Del poemario Romances en la penumbra
Imagen: Gentileza fotos Pixabay
Publicado en Blog canal literatura
Imagen: Gentileza fotos Pixabay
Publicado en Blog canal literatura
Bonito soneto, Juan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael, me acuerdo de niño cuando los cogía, creo que cada vez hay menos por los pesticidas, es una pena son melodiosos con ganas.
EliminarHasta el grillo se merece un soneto tuyo por alegrar con su canto los campos y haberte inspirado este bello soneto.Saludos
ResponderEliminarGracias Charo, los cogía con una pajita, salían hacia atrás y luego después al soltarlos, hacían ese sonido característico al entrar en su agujero. ¿Qué recuerdos, amiga?
EliminarUn abrazo
Bonito soneto dedicado a ese bichito, que tantos veranos nos ha alegrado con su presencia y su canto, Juan. También nos retorna a la infancia, cerca de las espigas y los caminos del colegio, ahí estaba el grillo llamando nuestra atención.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu amor a las letras.
Gracias María, también estaban las luciérnagas, los saltamontes, las ranas. Bendita inocencia y benditos recuerdos de aquellos tiempos que ya se fueron.
EliminarUn abrazo amiga
El soneto es precioso, pero el estridente canto del grillo tiene mucha guasa, de hecho, llevo tres días con uno cerca del balcón de mi dormitorio que me trae loco, ya que comienza a cantar sobre las once y no para hasta las dos o las tres de la madrugada todos los días, y es más listo que el hambre, porque cada vez que abro los ventanales se calla, así que no se donde se esconde. Hoy ha empezado a llover, a ver si por eso de que nunca llueve a gusto de todos, coge vuelo este cantarín, y marcha hacia otro patio.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo Juan.
¡Qué gracia! igual es el de mi poema que ha cogido el AVE para ir a la Giralda y se ha perdido cerca de tu casa. Creo que con o sin lluvia lo tendrás ahí tiempo si no se ha escondido en alguna maceta de algún balcón. Son bichitos buenos pero muy puñeteros, puestos a cantar no dejan dormir a nadie.
EliminarGracias Manuel por visitarme, un abrazo.