El Ocaso
EL OCASO Su luz misteriosa resplandeció en la tarde, cuando el Sol se escondía llevando mi consuelo; nada más contemplarla sentí pasión y anhelo, unido a una tristeza de la que no hice alarde. * Allí, muy pensativo, como llama que arde, gocé de esa grandeza que me ofrecía el cielo; más tarde, en un instante, sucumbí con su velo, y solo en la penumbra, me sentí más cobarde. * Grandioso atardecer, tu abrazo me ilumina, por eso escribiré los versos más hermosos, junto al azul del mar, el viento y la neblina. * No pretendáis por tanto convencer a mis ojos, que es la Tierra quién gira, avanza y se declina, frente a un Sol, astro-rey, de besos primorosos. ----------