El payaso
EL PAYASO
(Reflejo del alma)
(Reflejo del alma)
Cubría la noche la carpa de un circo,
arriba en el cielo brillaban los astros,
los niños reían y un equilibrista,
llenaba de arte sus manos y brazos.
Girando el trapecio con sus volteretas,
cubrió de emociones el estrecho espacio
y ante el movimiento de tantas piruetas
llovían clamores, silbidos, aplausos.
Irrumpió el silencio con gran alegría,
cuando aquella sombra cruzó el escenario,
tenía tez blanca, zapatos enormes,
era la figura grande del payaso.
Marioneta alegre, creadora de sueños,
que a tanta inocencia infantil diste paso,
nadie se ha ocupado de ese pensamiento,
que entre risa y risa, guardas cabizbajo.
La humildad sencilla de tu vestimenta,
marca un doble filo lleno de sarcasmo,
y en esa riqueza de ese sentimiento
que esconde tu alma, se observa un encanto.
Los niños entienden tu lenguaje vivo,
saben del misterio que esconden tus labios,
-maestro de sonrisas, tú haces melodías,
entre lo que es simple y lo que es extraño-
En tus carcajadas de irónica risa,
descubro esa pena tan honda, al amparo
de una gran bondad expresada en muecas,
que es correspondida con mimos y halagos.
Hoy, cuando te he visto, ya me he dado cuenta,
del dolor tan grande que guardan tus labios,
-como artista ríes, mi querido amigo,
y guardas tu pena como un ser humano-
Yo sé, la tragedia que ocultan tus ojos,
sé, de tu sonrisa, de tu desamparo,
de esa soledad que ahonda en tu vida,
por tanto recuerdo que no has olvidado.
A los dos, la suerte nos quitó lo mismo,
esa fe en vivir, con tanto descaro,
que hoy, sólo tenemos aunque ya es gran cosa,
calor de sonrisas sin besos ni abrazos.
Ya inunda el rocío la lona de un circo,
fuera, a la intemperie, juegan los muchachos;
la luna se esconde en su trayectoria
y los más pequeños están descansando.
Hay un camerino humilde y vacío,
en su mesa, un hombre piensa cabizbajo,
ya no tiene el gesto afable y risueño,
le miro y observo que es seco y callado.
Se ha quitado solo su máscara blanca
y el traje de rayas, guarda en un armario,
luego, pensativo, cierra su ventana…
-Es la otra mirada triste del payaso.
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Juan A. Galisteo Luque
Del libro: Café Boulevard
Publicada en Canal Literatura
Genial romance sobre esa figura que tanto apreciamos.
ResponderEliminarUn abrazo Juan.
Muchas gracias Rafael, un abrazo en la tarde
EliminarA todos en algún momento de la vida no corresponde asumir este srol, y si tenemos suerte sobrevivir a él.
ResponderEliminarMuchas gracias Anuar por el comentario, te envío un abrazo
EliminarJuan, hermoso homenaje a ese "payaso" que regala su tiempo,su alegría y sonrisas, mientras que en su interior guarda su tristeza y sus lágrimas...La grandeza del payaso no tiene precio, emplea su vida en hacer felices a los demás.
ResponderEliminarMi felicitación por esta belleza.
Mi abrazo y mi ánimo siempre, amigo.
Muchas gracias María, es así como bien dices. Un abrazo
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