Manos al viento
Manitas de los niños,
manitas pedigüeñas,
de las flores del campo
sois dueñas.
Sois dueñas del abismo,
del cielo y las estrellas,
de la luna y los mares,
de las playas y arenas.
Sois, en fin, un sentido
de amor y de nobleza,
que necesita el hombre
para abrir esas puertas
a la fe, a la esperanza,
y a tantas cosas buenas,
que tan solo se abren
en los días de fiesta.
Manitas de los niños,
con llanto de tristeza,
que llamáis temblorosas
a mi puerta de rejas.
¿Teméis justificaros
acaso de pobreza?
o ¿debéis dar alguna
razón, si es que la hubiera,
por caminar descalzos
mil senderos de piedra?
¡No gritéis al silencio
favores ni clemencia,
que el viento, es sordo y mudo
y no entiende de quejas!
Sin conocer la vida,
su egocéntrica esencia,
sin conocer el mundo
marcado de insolencia,
sois grandes, por ser chicas,
sois fuertes, por ser tiernas,
y aún, sin estar limpias sois,
¡lo mejor de la Tierra!
Manitas de los niños,
que a cara descubierta,
denunciáis la mentira
y el afán de riqueza;
la infamia y el sofisma,
desgarrarán las venas
de un orbe encanallado,
sediento de grandeza
Siendo nobles de encanto
y por naturaleza,
con actos vacilantes,
con gestos de flaqueza,
¡despertáis a la vida
porque sois almas buenas!
Tal vez, por la ternura,
tal vez, por la franqueza,
tal vez, en fin, ¡por todo!
hasta por la inocencia,
-ni es dueña la razón,
ni la razón es dueña-
solo son vuestras manos,
que se abren con firmeza,
reclamándole al mundo
derecho a la existencia.
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Autor: Juan A Galisteo Luque
Del poemario. Romances en la penumbra
Publicado en Canal Literatura
¡Cuánta ternura en estos versos sobre esas "manitas de los niños" que tan bien reflejas, Juan!
ResponderEliminarUn abrazo y mi felicitación.
Gracias Rafael, si alguien lo merece son ellos. Un abrazo poeta.
EliminarHola, Juan Antonio.
ResponderEliminarImpresionante y sorprendente, ese verso final, donde esas manitas pedigüeña cobran una dimensión especial, reclamando al mundo, el derecho a la existencia.
¡Excelente!.
Un abrazo.
Muchas gracias Manuel, Yo también te envío otro abrazo para ti y para Sevilla.
EliminarEsas manitas al aire se alzan en tu poema, como palomas inocentes y confusas, revoloteando por todas partes en busca de una migas de pan...Bello homenaje a la pobreza infantil, que denuncian el egoísmo y la deshumanización del mundo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, Juan.
Así es María Jesús, aunque lo denuncien y nos avergüence tampoco queremos verlo.
ResponderEliminarUn abrazo María.
Derecho a la existencia y a la felicidad... nada más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael, porque el cariño que es lo más importante para ellos, también está ausente en muchos hogares, no solo en los pobres.
ResponderEliminarTe envío un abrazo poeta