A mi madre
A MI MADRE
Recuerdo sus manos que al viento se abrían
dando generosas calor y esperanza,
unas manos buenas que nada pedían
y que con firmeza todo lo entregaban.
Añoro esos años de niñez, tan bellos,
años de vivencias, de ilusión, de infancia,
ese gran regalo de amor, que del cielo,
cruza la inocencia invadiendo el alma.
Si una madre es todo porque da la vida,
también es refugio, consuelo, añoranza,
por eso, el cariño de madre culmina
y es un don divino de paz y de calma.
Ante tu recuerdo, hoy desde la ausencia,
descubro en silencio lleno de nostalgia,
tu semblante vivo de amor y presencia,
contrario al olvido, frente a la distancia.
Sumido en el tiempo que oculta la vida,
también el cariño se extingue y se apaga,
sin embargo el tuyo, madre, no se olvida,
siempre hay primaveras, flores y fragancia.
Recuerdo esas manos que al viento se abrían
dando generosas amor y esperanza,
eran manos tiernas que nada exigían
y que con nobleza todo lo entregaban.
——
Autor: Juan A. Galisteo Luque
Del libro: Café Boulevard
Publicada en Canal Literatura
Fotografía del autor
Preciosos versos para un recuerdo que nunca marchará de tu corazón, Juan.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminar"Siempre hay primavera"
Y el otoño pasa, y las nubes se agitan
dejando caer sus gotas de agua,
las que hoy ya limpias de barro y
de paja se acurrucan en mis ojos
y deja caer lentamente por los surcos
de su cara, recordando, a esa bella
y generosa madre que está todavía
en mi cuerpo... Recuerdos que hoy me abrasan.
Un saludo y
gracias por tu entrada en esas mis torpes letras las que hoy engrandecen tus palabras.
Esas manos que al viento se abrían siguen ahí, sin tiempo, ni distancia, Juan...Siguen cuidándote desde donde estén. El amor de una madre es eterno.
ResponderEliminarMi felicitación, mi abrazo y mi ánimo.
Precioso y entrañable homenaje.
ResponderEliminarAllá donde esté, orgullosa estará de ti.
Un abrazo.
Juan, me has hecho llorar, llorar desde el alma al ver los sentimientos que tienes hacia tu madre, y su recuerdo. Muchas, bueno siempre, me he preguntado que se sentirá cuando te abraza una madre, o te acoge en sus brazos. Es una herida que sangra y nadie ve, ya he aprendido a vivir con ella. Nací después que a mis padres se les muriera un niño de dos años y mi madre se quedo en ese suceso, él era su primer hijo y nunca superó ese trauma, era perfecto, según ella. Y yo nazco sietemesina y ni siquiera pesaba un Kilo, no tenía leche para mí y yo me moría deshidratada, tanto que mis tías me amortajaron para que no lo hiciese mi madre que aún continuaba llorando por su primer hijo.
ResponderEliminarDios tenía otros planes para mí, fue a verme Elena, me cogió en sus brazos y yo parece que desperté de mi letargo y busque el olor de su pecho, ella estaba criando a una hija y debí oler su leche. Y ella en un acto de generosidad se sacó el pecho, le puso en mi boca y yo comencé a mamar... Mi padre la pidió que le pidiese lo que quisiera pero que me salvara y criara, Elena no pidió nada a cambio de todo el amor que me dió y su leche hasta al año. Siempre la he considerado como mi madre, me refugiaba en sus brazos, me comía a besos y junto con un cariño ilimitado por parte de mi padre, pues aquí estoy. No sé que me ha hecho contarte esto, quiza la añoranza de esas manos de madre que todo lo pueden... Nunca sabré como es ese sentimiento, solo hay un vacío en mi alma respecto a ella...
Me alegro infinito de las vivencias que recuerdas de tu madre, las he vivido a través de tus versos, Juan, son hermosas y llenas de amor.
Un abrazo grande y no pierdas estos sentimientos, deben ser como lo más del mundo.
Ángeles