El árbol herido
EL ÁRBOL HERIDO
No es el viento helado quién secó tu hoja,
ni aquél que quemara tu rama marchita,
es la madre Tierra, que da y que despoja,
esa que concede, que premia y que quita.
*
En mitad del campo tu sombra se aloja,
y te veo solo, desde aquella ermita;
el viento te azota, el agua te moja,
y la misma tierra te expulsa y te agita.
*
Silvestre arbolillo, hoy por el sendero,
viendo que ese rayo tu rama ha partido,
también yo he sentido su flechazo fiero.
*
*
Me acerqué a tu lado, arbolillo herido,
quise acariciarte con celo sincero,
y vi, que dos tallos habían florecido.
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Bonito soneto, Juan.
ResponderEliminarUn abrazo y Feliz Noche.
Gracias Rafael, igualmente.Un abrazo
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